Este año, la Iglesia Católica celebra la Solemnidad del Corpus Christi el jueves 30 de mayo, aunque en muchos lugares la festividad se trasladará al domingo 2 de junio. Esta celebración, una de las más importantes del calendario litúrgico, está dedicada a rendir un culto público y solemne de adoración, gratitud y amor a la Eucaristía, que es la presencia viva de Cristo en el Santísimo Sacramento. La festividad incluye multitudinarias procesiones y actos litúrgicos que reúnen a fieles de todo el mundo para demostrar su devoción.

La Solemnidad del Corpus Christi tiene una profunda importancia teológica y espiritual para los católicos. La Eucaristía, instituida por Jesús en la Última Cena, es recordada y celebrada como el cuerpo y la sangre de Cristo, presentes de manera real y sustancial en el sacramento del altar. Este evento litúrgico es una ocasión para que los creyentes refuercen su fe y compromiso con los principios cristianos, al tiempo que participan en la Santa Misa y reciben la Comunión, cumpliendo así con los preceptos de la Iglesia.

Además, la fiesta del Corpus Christi tiene una rica historia y tradiciones que se han desarrollado a lo largo de los siglos. Iniciada en 1246 en Lieja, Bélgica, y extendida a toda la Iglesia por el Papa Urbano IV en 1264, esta celebración ha sido un símbolo constante de la unidad y la fe católica. Hoy en día, aunque la celebración principal es el jueves después de la Santísima Trinidad, en muchas diócesis se traslada al domingo siguiente por motivos pastorales, permitiendo una mayor participación de la comunidad en esta demostración pública de fe y devoción a la Eucaristía.