Gaza sobrevive entre la escasez de comida y el peligro constante
La situación humanitaria en Gaza ha alcanzado niveles alarmantes. Durante las últimas semanas, la búsqueda de alimentos se ha vuelto mortal para miles de palestinos.
Según autoridades de salud de Gaza, cientos de personas han muerto al intentar llegar a los centros de distribución de ayuda, muchos abatidos por disparos de las fuerzas israelíes. Otros han fallecido debido a la desnutrición severa.
A partir de marzo, Israel redujo drásticamente los puntos de ingreso de ayuda humanitaria, eliminando el sistema coordinado con Naciones Unidas que operaba en toda la Franja. En su lugar, creó un nuevo mecanismo manejado por la Fundación Humanitaria de Gaza (FGH), con apenas cuatro centros ubicados en zonas controladas por el ejército israelí, y ninguno en el norte del enclave. El objetivo, según Israel, era evitar que la ayuda cayera en manos de Hamas, aunque no se presentaron pruebas claras de ese desvío.
Esta reestructuración obligó a miles de palestinos a atravesar zonas de guerra para conseguir una caja de alimentos. Más de 600 personas han muerto en el intento, según cifras del Ministerio de Salud de Gaza. Testimonios y material audiovisual evidencian disparos cerca de los sitios de distribución, y el ejército israelí reconoció que algunas muertes se produjeron por fuego militar.
Los puntos de ayuda abren sin previo aviso, por periodos extremadamente breves y en condiciones caóticas. En algunas ocasiones, han cerrado menos de 15 minutos después de abrir. Esto ha generado carreras desordenadas y peligrosas. A mediados de julio, una estampida dejó al menos 20 muertos. Además, se reporta el uso de gas lacrimógeno contra personas aglomeradas en estos lugares.
Los sitios no cuentan con las condiciones mínimas de seguridad, ni sombra, ni estructura adecuada. Personas heridas o débiles enfrentan grandes dificultades para llegar, y muchos optan por comprar alimentos a precios descomunales en mercados informales. Un kilo de azúcar puede superar los 100 dólares, y un kilo de tomates, 30.
Si bien se han reanudado algunos lanzamientos aéreos de ayuda, estos resultan costosos, arriesgados y muy limitados en comparación con el transporte terrestre. Un solo camión puede llevar el doble de carga a un costo menor, pero los cruces siguen severamente restringidos.
Organizaciones internacionales y agencias humanitarias han advertido que los lanzamientos aéreos no bastan y que la crisis solo podrá aliviarse con el restablecimiento de rutas seguras y abiertas para el ingreso masivo de alimentos por tierra.
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