Mathew whelan, cubierto casi por completo de tinta, detiene su transformación corporal para pagar su hipoteca y enfrenta obstáculos por su apariencia

Mathew Whelan, conocido legalmente como King Of Ink Land King Body Art The Extreme Ink-ite, ha sido durante años una figura emblemática del mundo del tatuaje en el Reino Unido. Su cuerpo, cubierto casi por completo de tinta negra y gris, lo ha convertido en el británico más tatuado, pero también en una persona que enfrenta barreras tecnológicas y sociales debido a su aspecto.

Whelan, de 45 años y oriundo de Birmingham, ha invertido más de 51.000 dólares y más de 1.600 horas bajo la aguja para alcanzar su apariencia actual. Su transformación comenzó a los nueve años, cuando desarrolló una fascinación por las modificaciones corporales, y a los 16 ya tenía su primer tatuaje. A lo largo de los años, ha llevado su pasión al extremo, tatuándose el rostro, oscureciendo sus ojos y modificando diversas partes de su cuerpo.

Uno de los momentos más destacados de su trayectoria fue en 2016, durante la Needle Gangsters Tattoo Expo en Derby, donde estableció un récord al ser tatuado por 36 artistas de forma simultánea.

Sin embargo, su identidad visual le ha traído problemas en el entorno digital. Con la implementación de nuevas normas por parte de Ofcom que exigen controles de edad más estrictos en plataformas para adultos, la tecnología de reconocimiento facial ha fallado al intentar identificar su rostro. Su imagen es confundida con una máscara, lo que le impide acceder a servicios básicos en línea como chats en vivo, revelando una preocupante brecha en la inclusión tecnológica.

A esto se suman actos de discriminación en la vida diaria. En declaraciones a Metro, Whelan aseguró que los pasajeros del transporte público evitan sentarse a su lado y que constantemente es fotografiado sin consentimiento, lo que en ocasiones deriva en confrontaciones.

Frente a estos desafíos, Whelan ha decidido hacer una pausa en su transformación corporal para priorizar su estabilidad económica. Su objetivo actual es saldar una hipoteca de más de 84.000 dólares. “Tatuarse puede ser una adicción, pero para mí es un estilo de vida que puedo iniciar o detener cuando lo desee”, declaró a Daily Mail. Por ello, ha decidido limitarse a un tatuaje cada dos años y ajustar su presupuesto.

Incluso contempla revertir algunas de sus modificaciones, como la remoción de un implante en la mano, aunque no descarta volver a tatuarse en el futuro. Para él, su cuerpo narra las etapas de su vida, y aunque esta pausa marca un cambio de rumbo, su historia sigue siendo un testimonio de resistencia, identidad y autodeterminación.