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La Última Cena en el arte ha evolucionado como símbolo de debate cultural y mirada crítica

La Última Cena en el arte ha evolucionado como símbolo de debate cultural y mirada crítica

17 de Abril de 2025 07:54 pm

Desde el Renacimiento hasta el arte contemporáneo, la representación de la Última Cena ha trascendido su significado religioso para convertirse en una herramienta de cuestionamiento social, político y cultural. Lo que comenzó como la imagen de un momento bíblico clave ha sido reinterpretado en distintos contextos históricos, con enfoques que reflejan las tensiones e inquietudes de cada época.

Aunque los evangelios mencionan escuetamente el pan ácimo, el vino y el cordero como parte de la cena pascual, esta falta de detalles abrió paso a múltiples versiones artísticas, muchas de las cuales se alejaron de los elementos tradicionales. Según expertos, como el historiador Julio Valles, es probable que en ese encuentro también hubiera hierbas amargas, frutos secos y otros alimentos propios del ritual judío. Sin embargo, fueron los artistas quienes, a través de sus obras, tomaron la libertad de añadir o modificar estos elementos con un sentido expresivo o incluso provocador.

La obra más icónica es, sin duda, el mural de Leonardo da Vinci en el convento de Santa Maria delle Grazie en Milán. Finalizada a fines del siglo XV, esta pieza rompió con las convenciones de su tiempo, tanto en la disposición de los personajes como en los objetos sobre la mesa. Leonardo reemplazó el tradicional cordero por anguila, lo que despertó críticas y especulaciones sobre una posible intención subversiva o un mensaje personal del pintor, quien era conocido por su dieta vegetariana. La incorporación de objetos cotidianos como vinagreras o saleros, también generó controversia al aproximar la escena bíblica a la vida burguesa de su época.

La reinterpretación no se limitó a Europa. En América Latina, el pintor indígena Marcos Zapata plasmó su visión en una versión cusqueña de la Última Cena, en 1753. En su pintura, el cordero fue sustituido por cuy, acompañado de choclo y frutas andinas. Esta transformación se entiende como un gesto de sincretismo y resistencia cultural frente a la colonización, que mezcla elementos cristianos con identidad local.

En tiempos más recientes, el arte contemporáneo ha retomado la escena para plantear nuevas críticas. Andy Warhol, por ejemplo, creó una extensa serie basada en la obra de Leonardo, utilizando su característica técnica de serigrafía. Al repetir la imagen una y otra vez, expuso cómo los íconos religiosos pueden perder su sacralidad y convertirse en productos del mercado.

El artista chino Ai Weiwei, por su parte, se autorretrató como Judas en una obra titulada La Última Cena en rosa, lanzada en 2023. Con esta provocadora elección, reflexiona sobre la traición, el conflicto y su propio lugar como figura controvertida en el arte global, desafiando las estructuras de poder y censura.

Así, la Última Cena dejó de ser solo un acto espiritual para transformarse en una plataforma donde convergen arte, ideología e identidad. Cada nueva interpretación renueva el debate sobre la fe, el poder y la cultura, mostrando que el arte sigue siendo un espacio vital para cuestionar, imaginar y provocar.

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