Brasil en el fuego cruzado entre Rusia y Ucrania: Putin llamó a Lula mientras Kiev sigue sin nombrar embajador en Brasilia
Los aranceles de Washington, el rol de los BRICS y las relaciones con Rusia ponen a prueba la economía y la política exterior de Brasil
Brasil atraviesa un complejo escenario marcado por la creciente tensión entre las potencias y el impacto económico de decisiones diplomáticas. Los ciudadanos brasileños se ven afectados por los aranceles impuestos por Estados Unidos, una medida que, según analistas, busca golpear al eje de los BRICS, bloque del que Rusia es miembro fundador. La política exterior del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, con un acercamiento a Moscú y Pekín, ha generado divisiones internas y críticas en medios como O Estado de São Paulo, que acusa al Gobierno de priorizar el “antiamericanismo” sobre el pragmatismo comercial.
Un sondeo de PoderData reveló que el 59% de los brasileños preferiría estrechar lazos con Washington antes que con China. Aun así, Lula ha mantenido conversaciones con el presidente ruso, Vladimir Putin, para impulsar iniciativas de paz en Ucrania y reforzar la cooperación bilateral, incluyendo la próxima reunión de la Comisión de Alto Nivel Brasil-Rusia.
En paralelo, el caso del ciudadano ruso Sergey Cherkasov, acusado de espionaje y lavado de dinero, añade tensión. La posible extradición a Moscú podría agravar el choque diplomático con Estados Unidos, que amenaza con sanciones secundarias a países que comercien con Rusia. Estas sanciones inquietan al sector agroalimentario brasileño, altamente dependiente de fertilizantes y petróleo rusos, con importaciones que superan cifras récord y representan entre el 40% y el 65% del crudo que ingresa al país.
Las tensiones con Ucrania se profundizaron tras la visita de Lula a Moscú y la negativa de Kiev a restablecer canales diplomáticos. Incluso, el flujo de brasileños que se alistaron para combatir en la Legión Internacional Ucraniana se ha visto reducido, en medio de denuncias por incumplimiento de contratos y bajas compensaciones económicas.
En este contexto, investigaciones internacionales alertan sobre el interés de grupos criminales, incluidos brasileños, en adquirir conocimientos sobre drones de ataque usados en el conflicto, una tecnología que podría escalar la violencia en otras regiones.
Brasil se encuentra así en una encrucijada diplomática y económica, con una política exterior que busca equilibrar intereses estratégicos mientras enfrenta presiones de sus socios y el peso de un escenario global cada vez más polarizado.
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