En su discurso conmemorativo por los 200 años de independencia de Bolivia, el vicepresidente David Choquehuanca afirmó que el país aún enfrenta una deuda moral: la incapacidad de aceptar su diversidad cultural. “Todavía se humilla lo distinto, se ofenden las diferencias y se deshonra lo opuesto”, señaló en referencia a la persistente intolerancia hacia identidades variadas dentro del Estado Plurinacional.

Choquehuanca sostuvo que el verdadero impulso de la nación radica en reconocer y promover una convivencia basada en la complementariedad y la armonía entre culturas y cosmovisiones diversas. Planteó que, aunque el Estado Plurinacional es el marco más sólido para el desarrollo, su potencial solo se cumple cuando se supera la lógica del divisionismo heredado de la Colonia y el patriarcado. La doctrina del "Vivir Bien", dijo, se fundamenta en conocimientos ancestrales del sur y desafía estructuras sociales dominantes como el capitalismo y el patriarcado.

Afirmó que el Bicentenario debe ser un momento para consolidar las coincidencias patrióticas, un diálogo que trascienda diferencias y fortalezca la unidad desde la diversidad cultural. Recalcó que los desafíos actuales —la falta de liderazgo auténtico, crisis de valores y la injusticia estructural— requieren no solo cambios estructurales, sino también una transformación ética y cultural desde los pueblos originarios.

Para lograrlo, dirigió un mensaje de esperanza: pidió a la juventud, a las mujeres y a las comunidades indígenas que lideren el proceso de renovación desde sus saberes y prácticas comunitarias. Solo así, concluyó, Bolivia podrá dejar de humillar lo distinto y construir un futuro de convivencia, justicia y pluralidad verdadera.