En ciudades como Hangzhou, decenas de ciclomotores eléctricos equipados con baterías de sodio (derivado de la sal marina) están llamando la atención por su innovadora tecnología. Fabricados por la empresa Yadea y vendidos entre US $ 400 y 660, estos vehículos se recargan del 0 % al 80 % en apenas 15 minutos

Las baterías de sodio emplean el mismo principio electroquímico que las de iones de litio, pero sustituyen este último por sodio, un elemento mucho más abundante y económico ([power.news][1], [livemint.com][3]). China ha realizado avances significativos con esta tecnología: ya existen fábricas en expansión del tipo Na‑ion, con varias plantas planeadas, incluidas iniciativas de gigantes como CATL y BYD ([dialogue.earth][2], [reuters.com][4]).

Entre sus ventajas destacan:

• Costo reducido, ya que el sodio vale sólo un 1–3 % del litio ([power.news][1], [livemint.com][3]).
• Mayor resistencia al frío, manteniendo casi toda su carga en temperaturas bajo cero.
• Más seguras, con menor riesgo de incendio, y con densidades de energía que ya alcanzan los 175 Wh/kg, similares a las baterías LFP.

No obstante, aún presentan una densidad de energía inferior, lo que limita su uso a vehículos de baja velocidad, vehículos ligeros y almacenamiento estacionario.

, China lidera claramente en esta nueva tecnología: controlará alrededor del 95 % de la capacidad de producción mundial para 2025, con 16 de 20 plantas globales ubicadas allí ([power.news][1], [dialogue.earth][2]). El gigante CATL lanzará su marca NaXtra en diciembre de 2025, y BYD ya apuesta por aplicar la tecnología en sus modelos Seagull.

En resumen, las baterías de sal representan una prometedora alternativa al litio: más accesibles, rápidas en carga y seguras, aunque aún con limitaciones en alcance. China acelera su implementación en scooters y almacenamiento energético, consolidando su liderazgo en el sector.