El mundo del arte está de luto por la pérdida de uno de los artistas más influyentes de Colombia, Fernando Botero. El renombrado pintor y escultor, conocido por su estilo distintivo que resalta personajes de grandes volúmenes, falleció a la edad de 91 años en un hospital en el norte de Italia, donde residía desde hace décadas.

Botero dejó un legado artístico duradero que incluye cuadros de gran renombre y esculturas que se han exhibido en museos de todo el mundo. Sus obras, caracterizadas por sus figuras voluptuosas y colores vivos, se han vendido en subastas por cantidades significativas, llegando a alcanzar hasta los 2 millones de dólares.

Nacido el 19 de abril de 1932 en Medellín, Colombia, Botero desarrolló su amor por el arte desde una edad temprana. A los 12 años, ingresó a una escuela para toreros en Medellín, lo que influyó en su obra artística, que a menudo presenta elementos taurinos.

El artista comenzó a vender sus obras a la edad de 16 años en un mercado en Medellín, lo que le permitió financiar su educación y sus primeros viajes a Europa y Estados Unidos. Su estilo artístico evolucionó a lo largo de los años, fusionando elementos del vanguardismo y el figurativismo, y destacándose por su innovación cromática.

A lo largo de su carrera, Botero recibió reconocimiento internacional y sus obras se exhibieron en museos de renombre. Sin embargo, su conexión con las élites y su retrato de figuras de alto perfil, como la familia presidencial, generaron controversia entre los críticos del arte.

A pesar de las críticas, las obras de Botero, que a menudo capturaban la cultura antioqueña sin caer en la glorificación nacionalista, influyeron en generaciones posteriores de artistas colombianos, como Beatriz González y Alejandro Obregón.

La muerte de Fernando Botero representa la pérdida de una figura icónica en el mundo del arte, pero su legado perdurará a través de sus obras atemporales que continúan cautivando a audiencias en todo el mundo.