La reciente cesión de Ansu Fati al Mónaco marca un capítulo simbólico en la historia de La Masía. Considerado uno de los mayores talentos surgidos de la cantera azulgrana en los últimos años, su salida evidencia la otra cara de la prestigiosa escuela del FC Barcelona: la de los canteranos que, pese a su enorme proyección, no lograron consolidarse en el primer equipo.

Mientras el club celebra el ascenso de figuras como Lamine Yamal, Gavi, Cubarsí o Casadó bajo el mando de Hansi Flick, otros formados en el mismo entorno han tomado caminos distintos, alejados del Camp Nou, en busca de oportunidades que no encontraron en casa.

Ansu Fati irrumpió con fuerza en la temporada 2019-20 y fue visto como el heredero natural de Messi. Sin embargo, una grave lesión en la rodilla frenó su ascenso y desde entonces no logró recuperar su mejor versión. Ni su paso por el Brighton ni su actual cesión al Mónaco han significado un verdadero resurgir.

Pero su caso no es el único. Riqui Puig, Nico González, Ez Abde, Carles Aleñá, Mingueza, Tello, Deulofeu, Munir o Montoya también representan ese grupo de jugadores que, pese a ser formados en la élite de La Masía, terminaron saliendo por la puerta trasera. Algunos por falta de continuidad, otros por decisiones técnicas o por buscar minutos lejos del club, y varios por no alcanzar las expectativas que ellos mismos generaron.

Las estadísticas confirman que varios de estos nombres tuvieron un número considerable de partidos con el primer equipo, como Tello (86 partidos, 20 goles), Munir (56 partidos, 12 goles) o Ansu Fati (123 partidos, 29 goles), pero ninguno logró consolidarse como figura central del proyecto blaugrana.

Mientras unos todavía sueñan con volver algún día, otros ya han trazado su propio camino lejos del escudo culé. La Masía sigue siendo un símbolo de excelencia formativa, pero no todos los que salen de sus aulas logran el anhelado éxito en el primer equipo.