Joven esteticista desafía al régimen talibán para alimentar a su familia: “sin mujeres no puede haber paz ni desarrollo”
Rehyana Najib mantiene un salón clandestino en Kabul pese a las amenazas, en un Afganistán donde las mujeres han perdido casi todos sus derechos
En una pequeña vivienda al oeste de Kabul, Rehyana Najib, una joven esteticista de 22 años, lucha cada día por mantener a su familia. Desde julio de 2023, cuando el régimen talibán prohibió oficialmente los salones de belleza para mujeres, Najib se ha visto obligada a continuar su trabajo en secreto. “Tengo cinco personas a mi cargo, entre ellas mi padre enfermo y hermanos menores”, contó a la agencia EFE desde su salón clandestino, instalado en su propia casa.
La represión contra las mujeres se ha intensificado desde que los talibanes retomaron el poder en agosto de 2021. Medidas como la prohibición del trabajo, la educación secundaria y la libre circulación para mujeres han generado un profundo retroceso en los derechos femeninos en el país. La clausura de los salones de belleza no solo limita la autonomía económica de miles de mujeres, sino que ha generado un clima de miedo constante. “Si se sospecha que una casa tiene un salón, los talibanes vienen, se llevan a los hombres de la familia y los amenazan”, relata Najib.
A la represión institucional se suma el colapso económico. Antes de la prohibición, Najib atendía hasta 35 novias al mes, generando ingresos suficientes para mantener a su familia. Ahora apenas recibe entre 6 y 10 clientas mensuales. “Hoy, en lugar de teñirse el cabello, una mujer prefiere comprar un saco de harina y un poco de aceite”, lamenta. Pese a las dificultades, continúa con su labor porque, según dice, es el único sustento lícito que tiene.
La joven también denuncia la pérdida de oportunidades educativas. Najib estudiaba décimo grado cuando cerraron su escuela. Soñaba con ser ingeniera, pero la realidad del país la obligó a cambiar los libros por los cosméticos. “Mi mayor sueño era servir a mi país como ingeniera, pero la vida se ha vuelto tan dolorosa que ese sueño sigue sin cumplirse”, dice con tristeza.
El informe más reciente de UNICEF advierte que, con el inicio del ciclo escolar 2025, 400.000 niñas más han quedado excluidas del sistema educativo, alcanzando un total de 2,2 millones sin acceso a la escuela. La desesperanza es evidente. “Todas las mujeres educadas están en casa, sin saber qué hacer”, asegura Najib.
La situación de Najib es el reflejo de un país donde ser mujer se ha convertido en una condena. “Las mujeres son la mitad de la sociedad. Sin mujeres no puede haber paz ni desarrollo”, afirma con firmeza. Y aunque no se considera rebelde, deja claro su mensaje: “No estamos en contra del poder ni de la religión. Solo pedimos nuestros derechos naturales y legítimos”.
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