En un emotivo gesto de cercanía con los fieles, el papa Francisco presidió este domingo la tradicional bendición “Urbi et Orbi” desde el Vaticano, con motivo del Domingo de Resurrección. A pesar de estar aún convaleciente por una neumonía, el pontífice de 88 años hizo su aparición desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, generando alegría entre los miles de peregrinos que se congregaron para celebrar la Pascua.

Su presencia era incierta hasta último momento, ya que el Vaticano no había confirmado oficialmente si el papa participaría. Sin embargo, poco después del mediodía (hora local), el líder espiritual de más de 1.400 millones de católicos se dejó ver en silla de ruedas, acompañado de un colaborador que leyó su mensaje pascual.

Durante su alocución, Francisco expresó su preocupación por los conflictos armados en el mundo, con especial énfasis en la crisis humanitaria en Gaza. Pidió un alto al fuego en la región y denunció el aumento del antisemitismo global. También defendió el respeto a la libertad religiosa y de pensamiento, advirtiendo que “la paz no es posible sin libertad religiosa”.

De forma inesperada, el papa recorrió luego la plaza de San Pedro en el papamóvil, bendiciendo a bebés y saludando a los fieles, muchos de los cuales viajaron desde distintas partes del mundo con la esperanza de verlo, en el marco de las celebraciones previas al Jubileo 2025.

Horas antes, Francisco sostuvo una reunión privada con el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, apenas dos meses después de haber criticado la política migratoria del expresidente Donald Trump.

La misa de Pascua fue presidida por el cardenal italiano Angelo Comastri, en una plaza decorada con miles de flores holandesas. Por primera vez desde su elección en 2013, Francisco se ausentó de la mayoría de los actos litúrgicos de Semana Santa, incluyendo el Vía Crucis y la Vigilia Pascual.

Aun así, el sábado por la noche, realizó una breve aparición para rezar ante la imagen de la Virgen y saludar a algunos fieles, incluso repartiendo dulces entre los niños. Su única participación pública durante la Semana Santa había sido una visita a una prisión de Roma, donde compartió con reclusos el Jueves Santo.

Tras su última hospitalización de 38 días en el hospital Gemelli, donde estuvo al borde de la muerte en dos ocasiones, el papa se muestra visiblemente más débil, aunque ya sin necesidad de cánulas de oxígeno.

Este año, de forma excepcional, la Pascua fue celebrada el mismo día por católicos, protestantes y ortodoxos, al coincidir los calendarios gregoriano y juliano.