El Papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio, murió la madrugada de este lunes a los 88 años en la Casa Santa Marta del Vaticano, tras una prolongada lucha contra una enfermedad que en los últimos días se agravó significativamente. La noticia fue confirmada por el cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo del Vaticano, en una declaración oficial difundida por medios internacionales.

Según el reporte de la cadena Sputnik, los últimos comunicados del médico responsable del Vaticano, Luigi Carbone, advertían un deterioro notable en la salud del pontífice. El sábado 22 de febrero, se informó que su estado era crítico, que recibía oxígeno de alto flujo y había sido sometido a transfusiones de sangre. Su última aparición pública fue el domingo 20 de abril, durante el saludo pascual.

En esa ocasión, Francisco apareció visiblemente afectado, con dificultades para hablar y respirar, producto del tratamiento con corticoides. Poco después, canceló todas sus audiencias y fue ingresado de emergencia en el hospital. No logró recuperarse.

El cardenal Farrell, en una emotiva declaración, destacó que el Papa Francisco "nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal", resaltando su compromiso con los más necesitados y su testimonio de vida cristiana.

Francisco, primer papa latinoamericano y jesuita, visitó Bolivia entre el 8 y 10 de julio de 2015. Durante su visita, abordó temas de relevancia nacional como el acceso al mar, pidió perdón a los pueblos originarios y realizó una histórica visita al penal de Palmasola. Fue recibido con fervor por miles de fieles.

Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina. Fue elegido como Papa el 13 de marzo de 2013 y, desde su primera aparición en el balcón del Vaticano, conquistó a los católicos del mundo con su humildad y cercanía. Su pedido más recordado: “Recen por mí”.