Productos de reclusos bolivianos llegan a mercados internacionales
El plan de "cárceles productivas" en Bolivia está transformando los centros penitenciarios en espacios de desarrollo laboral y educativo.
Según el director de Régimen Penitenciario, Juan Carlos Limpias, los internos producen artículos que no solo se comercializan en el país, sino que también han logrado exportarse a mercados internacionales, incluidos Chile, Perú y Argentina.
Desde los penales de San Pedro y Chonchocoro, se elaboran artesanías de hojalata y miniaturas tradicionales de Alasita, creadas con materiales reciclados como latas de aluminio.
Estas piezas han ganado aceptación tanto en festividades locales como en mercados extranjeros, particularmente en comunidades bolivianas en el exterior.
El programa también incluye la fabricación de muebles de madera, utilizando madera incautada como materia prima, y productos de carpintería que son donados a instituciones educativas.
Por ejemplo, reclusos de Chonchocoro entregaron pupitres a escuelas rurales, promoviendo así una "devolución a la sociedad".
Los talleres penitenciarios cuentan con equipamiento moderno, como un horno de pintura automotriz en Palmasola y espacios para confección en penales de mujeres.
Además, universidades colaboran con programas académicos dentro de las cárceles, ofreciendo a los internos formación técnica y carreras universitarias.
Este modelo busca no solo la reinserción social de los privados de libertad, sino también su contribución al desarrollo económico del país, demostrando que con oportunidades, la transformación es posible.
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