Donald Trump, junto con su aliado Elon Musk, ha llevado a cabo una estrategia para reducir el poder de agencias federales, iniciando un proceso de parálisis en varias de ellas.

Este enfoque tiene como objetivo limitar sus funciones y, eventualmente, solicitar al Congreso la eliminación de estas organizaciones.

La Oficina para la Protección Financiera del Consumidor (CFPB) y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) son dos de las agencias más afectadas por esta estrategia.

La CFPB, creada tras la Gran Recesión, ha sufrido la paralización de sus operaciones, además de la destitución de su director.

Esta medida, parte de un plan de revisión, busca asegurar la "coherencia" con la administración actual.

Por otro lado, la USAID, encargada del apoyo a países en desarrollo, ha sido bloqueada, con su personal suspendido en la sede y ordenándose su regreso a EE. UU.

El impacto global de estas medidas se hace sentir, ya que la cancelación de gran parte de la ayuda exterior ha generado preocupación entre organizaciones humanitarias.

Musk ha criticado abiertamente la agencia, mientras que Trump ha señalado que esta está dirigida por “la izquierda radical”.

Con estas acciones, Trump no solo busca reducir el alcance del gobierno federal, sino también desafiar las políticas establecidas por administraciones anteriores.